La ciclista cubana Lisandra Guerra fue la protagonista de uno de los accidentes más aparatosos de los Juegos Panamericanos. Y quizás uno que generó la herida más impresionable. Guerra cayó al suelo en una prueba y una astilla de madera de la pista se incrustó en su hombro.
"Estoy acostumbrada al dolor, a quienes me quieren les duelen más mis quemaduras que a mÍ", confesó la deportista de 27 años, quien en la segunda serie de los cuartos de final en la velocidad del ciclismo de los Panamericanos, la bicicleta de Guerra mordió la rueda trasera de su rival, la mexicana Luz Gaxiola, y cayó. A raíz del accidente, quedó eliminada por no poder completar la prueba.
Guerra estaba desesperada por volver a la competencia, mientras aguardaba que le curaran la herida, a tal punto que instaba al médico a acelerar la sutura. "Lo que quería era que terminara para seguir corriendo", reconoció la corredora, con cinco medallas en Campeonatos Mundiales, incluida la de oro en 500 metros en el de Manchester 2008.